Abono para compostaje en Medellín
Con desechos de perros y gatos de La Perla se producen mensualmente 30.000 kilos de abono para compostaje
– Se utilizan como abono para árboles no frutales y en favor del paisajismo.
– Esta experiencia del centro de bienestar será compartida en la publicación de una universidad brasilera.
Entre las estrategias de buenas prácticas ambientales y manejo adecuado de residuos, la Administración Municipal adelanta un proceso de compostaje con las heces de los 2.500 perros y gatos del Centro de Bienestar Animal La Perla para producir mensualmente 30.000 kilos de abono para los árboles no frutales y el paisajismo de la ciudad.
Esta iniciativa, pionera en Colombia, será publicada en diciembre en el libro Medicina de Albergues, “Principios y Directrices”, de la Universidad Federal de Paraná, la más antigua de Brasil (1912), que invitó a la Alcaldía a participar en esta obra colectiva.
“Estamos muy contentos porque nuestro Centro de Bienestar Animal La Perla ha sido destacado por una universidad de Brasil por su compromiso con el medio ambiente, gracias al compostaje que se adelanta con las excretas de los caninos y felinos que tenemos en el albergue y que permite la producción de 30.000 kilos de abono para los jardines y los árboles no frutales de la ciudad, dando un manejo eficaz de esa materia orgánica que, a la vez, soluciona un problema de sanidad en el lugar”, afirmó la subsecretaria de Protección y Bienestar Animal, Diana Marcela Santacruz.
El proceso consiste en combinar los desechos con aserrín y viruta para impedir que se lixivien, y dejarlos en unas composteras, desarrolladas para ese propósito, en las que durante 28 días el material se deja reposar hasta convertirse en abono. El material, aunque orgánico, se descompone de tal manera que las bacterias y microorganismos nocivos se mueren, esto debido a los 80 grados de temperatura que alcanza el material en las composteras.
En La Perla existen cubículos distribuidos en siete composteras, cada uno con una capacidad de tres metros cúbicos y ventilación suficiente para dejar fluir el aire, pero que retiene los olores internos. Cada una de ellas guarda el material de desecho que producen los animales diariamente. Al interior se produce descomposición con carbón y nitrógeno, que controla la humedad.
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