Niños obsesionados con los dinosaurios son más inteligentes

 Niños obsesionados con los dinosaurios son más inteligentes

Su conocimiento y retención son asombrosos

Los científicos denominan esta conducta como Intereses Intensos, un gusto desbordante que los hace investigar, explorar y analizar algún tema particular. Los niños que sienten esta fascinación llegan a aprenderse todos los nombres de las diferentes especies, pero también explicar hábitat, características, métodos de supervivencia, si son carnívoros, herbívoros o decirte a qué periodo pertenecen, ya sea mesozoico o cretáceo.

Su conocimiento y retención de información son elevadísimos. Además, siempre andan en busca de más y más datos para incorporarlos en su archivo personal.

Kelly Chen, psiquiatra de la Universidad de Johns Hopkins en Estados Unidos, indica que los niños que poseen intereses intensos suelen tener ser más abiertos, seguros, con mejor desarrollo cognitivo y autoestima, pues su afición les ayuda a incrementar su confianza.

De acuerdo con Chen, solo un tercio de la población infantil genera cierto interés o fascinación por algo, siendo el gusto por los coches, aviones y trenes los más comunes, pero es la pasión a los dinosaurios la que más ayuda a estimular su cerebro.

Entre sus beneficios se encuentran:

– La persistencia

– Mayor capacidad de atención

– Profundizan sus habilidades de procesamiento de información

– Ayuda a que los niños aprendan mejor y sean más listos.

El niño que corrigió a un museo

Un ejemplo curioso que nos muestra la capacidad que tienen los niños con intereses intensos para almacenar datos, es la historia de un pequeño que logró descubrir un error en la clasificación de los dinosaurios en el Museo de Historia Natural en Londres.
Sus padres lo habrían llevado de excursión y el niño, tras leer las etiquetas de clasificación de los dinosaurios, encontró que había una que no era correcta. Al parecer, uno de los ejemplares había sido catalogado como Oviraptor (ladrón de huevos), cuando en realidad era un Protoceratops (primera cara con cuernos).

Sus papás comunicaron el hallazgo a los supervisores del museo con cierta duda pues no creían que su hijo pudiera tener razón, pero unos días después el museo se contactó para agradecer que les ayudara a detectar el error.

Tan solo en 2016 se descubrieron más de 30 dinosaurios, así que la lista de posibles favoritos es de más de 700.

Uno de estos niños fanáticos de los dinosaurios es el paleontólogo Kenneth Lacovara, que en 2005 descubrió un dinosaurio herbívoro gigante en el sur de la Patagonia al que denominó Dreadnoughtus. Lacovara explica la obsesión infantil a los dinosaurios (y que en el perduró por siempre), de la siguiente manera:

“Creo que en el caso de muchos de estos niños, es su primera experiencia de dominio de un tema, de ser experto en algo y dominar algo que sus padres, su entrenador o su médico no sabe”, explica. “Los hace sentir poderosos. Su papá puede nombrar a tres o cuatro dinosaurios y él o ella puede nombrar a 20, así que parece una auténtica autoridad”.

La mayoría de las veces los intereses intensos duran durante la infancia y luego se van diluyendo. Evidentemente no todos los fans de los dinos se vuelven paleontólogos, pero su afición les ayudó a estimular su inteligencia.

David Zapata

"Todo tiempo pasado fue anterior"

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